ESCOLTAS | De ángel de la guarda a las listas del Inem
Durante muchos años fueron los ángeles de la guarda de miles de ciudadanos que vivían a diario con el riesgo del tiro en la nuca. Durante años, se convirtieron en sombra de los amenazados. Durante años protegieron y se colocaron en la primera línea de fuego para que los asesinos de ETA no acabaran con las vidas de políticos del País Vasco y Navarra.
Han vivido en la tensión permanente, en el País Vasco y en Navarra. En muchas ocasiones se han convertido en héroes anónimos. Su preparación, su intuición y sobre, todo, su estar en la línea de peligro han conseguido salvar vidas. Sí, salvar vidas. No hace tanto que en el País Vasco pegaban tiros en la nuca a los que no pensaban como los que utilizaban (y aún las tienen en su poder) las pistolas.
Pero ETA, al menos de momento, ha decidido silenciar las armas (que no entregarlas, parece que de eso no tiene ninguna gana). Y además, España está inmersa en una crisis dura, extremadamente dura. Y este sector, el de los ángeles de la guarda, el de aquellos escoltas privados que durante lustros han estado en el País Vasco y Navarra en la primera línea de fuego también se ha visto afectado, y de qué manera.
Y quien mejor lo cuenta no soy yo. Quien mejor lo cuenta es este afectado que en pocos párrafos nos describe qué era y qué es su vida. Y me vais a permitir que reproduzca los párrafos más importantes de la carta que nos ha enviado y que da muestras de hasta qué punto los que, desde las sombras, han ayudado a que algunos demócratas vivieran con algo más de tranquilidad, están pasando ahora las de Caín.
"Durante los últimos 12 años he sido la sombra de alguien. Todos los días mirando portales, buzones, calles, coches, papeleras, cambiando recorridos, hiciera frío, calor, lloviera o nevara, sin faltar ni un solo día a mi cita.
Tengo 52 años y realmente no sé hacer otra cosa porque me he especializado en seguridad privada. Primero trabajé como vigilante de seguridad durante 15 años, y después, de escolta durante 12 años. A finales de los años 90, el Ministerio del Interior, a través de las empresas de seguridad adjudicatarias de servicios para el País Vasco y Navarra, precisó de escoltas para trabajar, así que me decidí a subir. Pero antes, intenté prepararme bien. Ya había estado en el Ejército y toda la vida había entrenado en gimnasios artes marciales. Había realizado cursos en el extranjero y España de tiro, conducción.... No soy de los que se dedicaron solamente a esto porque se cobrara un poco más, sino porque realmente me di cuenta de que me gustaba y creía en lo que hacía.
Cuando subí por primera vez al País Vasco, las cosas no estaban como en la actualidad. A algunos nos habían asignado 'protegidos' en pueblos con nombres impronunciables en los que no podías buscar una pensión para vivir, o se negaban a servirte en restaurantes... El que se pavonee y diga que no lo pasó mal más una vez, o que no pasó miedo, miente. Como pasábamos miedo cuando te esperaban 100 o 200 personas a la salida de un Ayuntamiento, o cuando te veías acosado por una muchedumbre en unas fiestas patronales, o cuando tu coche particular lo tenías que esconder cada día en distintos lugares distintos, además de revisar los bajos... Esas cosas solo las sabemos los que las hemos pasado.
Cambié de empresa a un nuevo destino, "algo más cómodo" durante un año y medio. Trabajé en una ciudad alejada del norte, no cobraba lo mismo, pero estaba con mi familia, o por lo menos eso creía, porque las jornadas con altos cargos son muy largas, por lo menos para los escoltas y los chóferes.
Volví al norte, esta vez a Navarra, prestando servicios en diferentes pueblos, con distintos cargos políticos.
El año pasado empezaron los recortes a los servicios de escoltas, la mayoría de las empresas han echado a la calle entre un 70% a un 90% de los escoltas al haberse suprimido los servicios que tenían asignados por el Ministerio del Interior, con 20 días de salario por año trabajado. Desde Interior se dice que "es posible" que asigne a las empresas de seguridad la vigilancia de los perímetros exteriores de las cárceles, concretamente a los ex escoltas para proporcionarles una salida profesional digna.
Para los pocos que quedamos en activo, las condiciones laborales han empeorado. Nos hemos convertido de golpe en tercermundistas. Nos han rebajado el sueldo, una media de 1.400 euros de golpe al mes, (lentejas dicen). La mayoría somos de fuera de esas comunidades autónomas, y con un sueldo de 1.200 euros y viviendo como aquel que dice todo el día en la calle, es imposible salir adelante, no nos salen las cuentas. Pero esto es lo que hay en este sector. Cuando nos necesitaron, estuvimos, y ahora nos arrojan a la basura como un pañuelo de papel".
Este es un testimonio de un representante de un sector de 'invisibles' que durante muchos años han estado en segundo plano y que no quieren pasar al más completo de los oscurantismos sin, por lo menos, patalear. Suerte amigos.
Gracias a mi compañero y amigo Santiago por alertarme de esta carta que refleja fielmente por lo que han pasado y pasan miles de escoltas. Por cierto, también me tenéis en @lazaroelmundo
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/bajosfondos/2013/04/08/de-angel-de-la-guarda-a-las-listas-del.html
Han vivido en la tensión permanente, en el País Vasco y en Navarra. En muchas ocasiones se han convertido en héroes anónimos. Su preparación, su intuición y sobre, todo, su estar en la línea de peligro han conseguido salvar vidas. Sí, salvar vidas. No hace tanto que en el País Vasco pegaban tiros en la nuca a los que no pensaban como los que utilizaban (y aún las tienen en su poder) las pistolas.
Pero ETA, al menos de momento, ha decidido silenciar las armas (que no entregarlas, parece que de eso no tiene ninguna gana). Y además, España está inmersa en una crisis dura, extremadamente dura. Y este sector, el de los ángeles de la guarda, el de aquellos escoltas privados que durante lustros han estado en el País Vasco y Navarra en la primera línea de fuego también se ha visto afectado, y de qué manera.
Y quien mejor lo cuenta no soy yo. Quien mejor lo cuenta es este afectado que en pocos párrafos nos describe qué era y qué es su vida. Y me vais a permitir que reproduzca los párrafos más importantes de la carta que nos ha enviado y que da muestras de hasta qué punto los que, desde las sombras, han ayudado a que algunos demócratas vivieran con algo más de tranquilidad, están pasando ahora las de Caín.
"Durante los últimos 12 años he sido la sombra de alguien. Todos los días mirando portales, buzones, calles, coches, papeleras, cambiando recorridos, hiciera frío, calor, lloviera o nevara, sin faltar ni un solo día a mi cita.
Tengo 52 años y realmente no sé hacer otra cosa porque me he especializado en seguridad privada. Primero trabajé como vigilante de seguridad durante 15 años, y después, de escolta durante 12 años. A finales de los años 90, el Ministerio del Interior, a través de las empresas de seguridad adjudicatarias de servicios para el País Vasco y Navarra, precisó de escoltas para trabajar, así que me decidí a subir. Pero antes, intenté prepararme bien. Ya había estado en el Ejército y toda la vida había entrenado en gimnasios artes marciales. Había realizado cursos en el extranjero y España de tiro, conducción.... No soy de los que se dedicaron solamente a esto porque se cobrara un poco más, sino porque realmente me di cuenta de que me gustaba y creía en lo que hacía.
Cuando subí por primera vez al País Vasco, las cosas no estaban como en la actualidad. A algunos nos habían asignado 'protegidos' en pueblos con nombres impronunciables en los que no podías buscar una pensión para vivir, o se negaban a servirte en restaurantes... El que se pavonee y diga que no lo pasó mal más una vez, o que no pasó miedo, miente. Como pasábamos miedo cuando te esperaban 100 o 200 personas a la salida de un Ayuntamiento, o cuando te veías acosado por una muchedumbre en unas fiestas patronales, o cuando tu coche particular lo tenías que esconder cada día en distintos lugares distintos, además de revisar los bajos... Esas cosas solo las sabemos los que las hemos pasado.
Cambié de empresa a un nuevo destino, "algo más cómodo" durante un año y medio. Trabajé en una ciudad alejada del norte, no cobraba lo mismo, pero estaba con mi familia, o por lo menos eso creía, porque las jornadas con altos cargos son muy largas, por lo menos para los escoltas y los chóferes.
Volví al norte, esta vez a Navarra, prestando servicios en diferentes pueblos, con distintos cargos políticos.
El año pasado empezaron los recortes a los servicios de escoltas, la mayoría de las empresas han echado a la calle entre un 70% a un 90% de los escoltas al haberse suprimido los servicios que tenían asignados por el Ministerio del Interior, con 20 días de salario por año trabajado. Desde Interior se dice que "es posible" que asigne a las empresas de seguridad la vigilancia de los perímetros exteriores de las cárceles, concretamente a los ex escoltas para proporcionarles una salida profesional digna.
Para los pocos que quedamos en activo, las condiciones laborales han empeorado. Nos hemos convertido de golpe en tercermundistas. Nos han rebajado el sueldo, una media de 1.400 euros de golpe al mes, (lentejas dicen). La mayoría somos de fuera de esas comunidades autónomas, y con un sueldo de 1.200 euros y viviendo como aquel que dice todo el día en la calle, es imposible salir adelante, no nos salen las cuentas. Pero esto es lo que hay en este sector. Cuando nos necesitaron, estuvimos, y ahora nos arrojan a la basura como un pañuelo de papel".
Este es un testimonio de un representante de un sector de 'invisibles' que durante muchos años han estado en segundo plano y que no quieren pasar al más completo de los oscurantismos sin, por lo menos, patalear. Suerte amigos.
Gracias a mi compañero y amigo Santiago por alertarme de esta carta que refleja fielmente por lo que han pasado y pasan miles de escoltas. Por cierto, también me tenéis en @lazaroelmundo
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/bajosfondos/2013/04/08/de-angel-de-la-guarda-a-las-listas-del.html
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